Historias de un bar: Mi mejor amigo

Yo lo amaba aunque no me crean, aún lo amo. Pero él ya no puede pasar a buscarme ni a la misma hora ni en el mismo lugar. Yo ya no puedo acariciarle el cabello o darle un besito de sorpresa mientras maneja.
¿Cuál es nuestro problema? Él sabía todo de mí y yo de él, estar juntos después de todas las locuras sería una locura. 
Hablábamos de todo y de nada a la vez.  Música a todo volumen, rap del bueno no podían faltar, un poco de jazz para amenizar y a veces Camila para variar, lo escogía todo él, yo solo lo miraba cantar.
¿Él? intelectual, serio por fuera, solo quien lo conoce sabe lo que lleva por dentro, para mí de los hombres más interesante que he conocido. Quizás mi favorito.
Jueves en la noche, era un día normal, ir a su casa a hacernos compañía, hablar y dormir abrazados. Nunca pasaba nada más, hasta ese día. 
Ya era hora, ¿no? Yo creía que sí. 
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Yo, como siempre segura de lo que quería -es verdad las mujeres lo planean todo- nos gusta tener el control. Ese día, el cabello peinado y la ropa interior combinada. Él no tenía idea, eso creo.
7pm en punto frente a mi casa, lo hago esperar un poco para ponerle tensión. 
Sí, estaba nerviosa y él también. 
Está vez, el alcohol nos acompañó, la pena se fue con la lucidez.
La realidad es que desde siempre las ganas estuvieron. Solo no nos atrevíamos. 
El momento llegó, la amistad se disfrazó de placer, los cuerpos se unieron. 
Después de esa noche no volvimos a ser los mismos. 
¿Mi mejor amigo? Sí, mi cómplice, mi jevito, lo sigue siendo. En realidad nada cambió, solo que ahora no nos podemos ver sin comernos, al menos, con la mirada.
#DesdeMiVentanaYo
AriiA✨

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