A través de sus ojos.

Cada quien sabe lo que es, yo lo tenía bien claro, al menos eso creí hasta que él me vio por primera vez. 
Me miró como si viera en realidad a un ángel, un ángel delicado el cual debía proteger y tocar con suavidad.
Me observó como si yo fuera el mar misterioso, sereno; y mi cuerpo le transmitiera la calma anhelada.
A ratos sus ojos no revelaban nada, no decían nada, eran profundos, fríos cual madrugada, solo hasta que yo me reflejaba en ellos. 
Sin embargo, cuando el deseo le venda los ojos se vuelve salvaje, eso me excita aún más. 
Nadie me había visto así, desnuda con telas, abierta y no de piernas, perfecta sin maquillaje.
Me volví su mundo, su única motivación, sus deseos. Ese, mi primer error. 
Pero no te imaginas la felicidad tomada de su mano y lo protegida entre sus brazos. 
Siempre me vio con toda su alma.

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