#HistoriasDeUnBar La pérdida.

-¡Dime que no es verdad! ¡Dímelo! -Gritó.
Agaché la mirada y no pude decir nada.
Se marchó con lágrimas en los ojos. Fue la última vez que la vi.
Solo bastaba estar con ella unos minutos para odiarla o amarla con cada pedacito de tu ser.
Piel oscura, cabello largo, decidida, la mirada fija en su objetivo, jeans pegados, pies hermosos.
Desde el primer momento que me vio, ella sabía, me tenía prisionero en sus manos y yo, lo admito, no quería que me soltara.
Podía ser bondad y maldad al mismo tiempo.
Cada quien le inventaba una historia diferente. En realidad nadie llegó a conocerla de verdad, al menos no, como yo la conocí. Pasión pura.
Enamorarse no era fácil, no cualquier mortal podía cautivarla, la tarea difícil era sorprenderla. Cualquiera le sacaba una sonrisa, casi nadie le aceleraba el corazón.
Eso sí, cuando se fijaba en alguien se entregaba.
Así la sentí yo, mía, eternamente…
Podía estar haciendo lo que fuera, pero bastaba una llamada de ella para desestabilizarme el mundo. Dejaba botado a quien sea; aún lo haría, pero ya no me llama.
Si la vieran… ¿Cómo decirle que no a esos ojitos que tienen mi reflejo permanente si los miras de cerca?
Me hizo cambiar, ser mejor para ella, para mí, para los dos.
Luego ocurrió lo que no quería que ocurriera. Examen de sangre "positivo".
Las noticias corren rápido. Al volver a casa ahí estaba ella, devastada; el resto es historia.
La perdí, con mi primer bebé. Una metida de pata, que me quito al amor de mi vida, pero me regaló mi mayor felicidad, ser padre.
Donde quiera que esté la llevo en mi pecho, al fondo y a la izquierda.
Inolvidable, inigualable.
Estar con ella era el infierno disfrazado de cielo. Te repito, el amor de mi vida, te lo aseguro.
#HistoriasDeUnBar
#DesdeMiVentana
-AriiAlejandra🌾

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